Mikhayla se sintió atraída por la ley de inmigración por primera vez después de que se produjo una devastadora redada de inmigración cerca del campus de su universidad en abril de 2018. En ese momento, la redada en Morristown, Tennessee, fue la más grande en diez años. Después de presenciar los efectos devastadores de la redada en su comunidad local, se sintió impulsada a hacer todo lo posible para ayudar a quienes eran vulnerables al sistema de inmigración de los Estados Unidos. En mayo de ese año, Mikhayla se graduó en Psicología y se mudó al Distrito de Columbia para asistir a la facultad de derecho en la Facultad de Derecho de Columbus de la Universidad Católica de América. Durante su estancia en CUA, además de ser presidenta de la Immigration and Refugee Interest Society, realizó casi cuatrocientas horas de trabajo pro bono, brindando servicios legales gratuitos a inmigrantes y organizaciones que los servían. En reconocimiento a su dedicación a quienes no podían pagar los servicios legales, en su graduación recibió el premio Michael F. Curtin Pro Bono para la promoción de 2021.
Actualmente ayuda a los residentes permanentes, incluidos aquellos que tienen antecedentes penales o complicaciones migratorias previas, a solicitar la naturalización, el paso final en el proceso de inmigración. Si bien es comprensible que muchos inmigrantes estén nerviosos por dar este paso final hacia la ciudadanía, la primera prioridad de Mikhayla es ayudar a sus clientes a sentirse seguros e informados sobre cada paso del proceso. Además de defender celosamente a sus clientes, ella cree que la parte más importante de su enfoque para ejercer la abogacía son los servicios legales compasivos e informados sobre el trauma. Independientemente de los antecedentes o la trayectoria de una persona, Mikhayla se compromete a ayudar a todos sus clientes a convertirse en ciudadanos, para que puedan alcanzar el sueño americano por sí mismos.